jueves, 2 de junio de 2011

Siete

-Vale Rubén, para la próxima recuérdame que no mencione nada relacionado con la escuela-siguió recogiendo la cocina-Pasas olímpicamente de mi-Se rió un par de veces. Pasó un rato de gran silencio hasta que Rubén lo interrumpió.
-Emma tengo que irme, lo siento.
-Pero…¡Rubén!,¡¡Arg hombres!!
***
“¡Mierda, mierda, mierda! Tengo que hablar con Sandra” Rubén entró en casa, Borja bajaba las escaleras en ese momento.
-Ha llamado, quiere hablar contigo, parecía preocupada- Rubén no contestó, sabía perfectamente a quien se refería y volvió a salir por la puerta.
“Perfecto” pensó Rubén. Sabía donde encontrarla. Antes solían quedar mucho en una especie de parque atlético cerca del lago, pero lo más lejos del barrio en el que vivía él.
Llegó sin aliento al lugar, Sandra estaba sentada en un banco. Rubén se sentó a su lado, intentó darle un beso, pero ella se apartó. Estaba muy seria.¡Qué raro! Ninguno de los dos dijo nada durante un buen rato. Después Rubén habló.
-Te estuve llamando todo el verano. Ni me lo cogías, ni me las devolvías.
-Lo siento mucho.- Sandra hablaba en voz baja y no apartaba la mirada de una piedra en el suelo.
-¿Qué te ha pasado? Estás rara. Mírame a la cara cuando te hablo por favor, Sandra.
-Sabes que me fui de campamento. Dios no se por donde empezar-Intentó seguir pero empezó a sollozar- Te prometí que seguiríamos en contacto todo el verano aunque me fuera, que te seguiría queriendo…Oh Rubén.
-Shhh, eh eh, tranquila-Rubén la abrazó suavemente, sabía que algo iba mal-que ha pasado.
-No nos dejaban usar tecnologías modernas como el móvil, estábamos aislados por así decirlo. No conocía a nadie, y bueno empecé a hablarme con un chico muy majo ¿sabes? Me sentía muy sola..-Se le empezó a quebrar la voz- Y bueno en la última semana una cosa llevó a la otra y pasó Rubén, oh Dios mío lo siento tanto-Sandra rompió a llorar.
Rubén no se lo podía creer. Él, que siempre creyó que esto nunca pasaría; él, que creyó que en verdad ella le quería, que nunca sería él el cornudo de la relación, ahí estaba, con la gran cornamenta. Se levantó de un salto.
-Rubén, yo…
-Cállate, déjalo, es inútil.- hablaba duro en este momento-Siempre supe que lo nuestro no iría a ninguna parte, que algún día esto pasaría. Si me quisieras aunque fuera solo un poco, te dejarías consolar de otra manera ¡O simplemente no me lo dirías! Aunque, la verdad, no pensaba que fueras esa clase de chica. Olvídate de mi Sandra, olvídate. Y pobre de ti como aparezcas mañana en este lago, no me gustaría ver a una traidora.-El sábado era el campeonato de Rubén, en él se jugaba ser el campeón de la región. ÉL creía que Sandra no llegaría a tiempo y que podría pasarlo mejor con Emma. Uf a dos bandas. Rubén se dio la vuelta y empezó a acelerar el paso, estaba muy enfadado, aunque en realidad no era para tanto,¿o quizás si? No estaba muy seguro, él y Emma no habían llegado tan lejos, ni siquiera se habían llegado a besar.
-¡¡Rubén!!-Sandra se quedó allí, llorando.

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