jueves, 2 de junio de 2011

Veintiuno

-¿Qué te pasa?
-Verás, es que…Lo de Rubén hoy en el hospital…bueno, pues como que me pilló de sopetón.
-Ya te lo dije. Quizás te quede más claro cuando lo hables con él. Pero ahora no te preocupes por eso, déjate llevar-Emma estaba recostada en su pecho. Empezó a llorar.
-Eh, eh, eh…tranquila ¿vale? Vamos a casa venga.
-Lo siento Borja-Sollozaba.
-Ey no te preocupes. Puedo esperar, no es el fin del mundo-Le sonrió cogiéndola por la cara y limpiándole las lágrimas. Los dos se abrazaron fuertemente-Venga vamos.
Empezaron a caminar de vuelta a la casa de Emma. Él descansaba su brazo en los hombros de ella. Entraron en la casa, ella encendió la luz del salón.
-Estoy muy cansada.
-Te subo-Le sonrió y la cogió en brazos.
-Borja-Se le escapó una risa.
Empezó a subir las escaleras con la chica en brazos. Un escalón, dos escalones, tres…
-¿Cuál?
-La puerta de la izquierda, esa de ahí-Dijo señalando la primera del pasillo izquierdo.
-Ábrela por favor.
Entraron y él la tumbó en la cama.
-Ains-Suspiró-Gracias.
-Espera-Le quitó las chanclas y la metió en la cama-¿Así estás bien?
-Uf genial. Gracias otra vez-Él le sonrió-Ven, hazme un poco de compañía anda.
Le hizo caso y se acostó allí con ella pegado a su espalda, Emma entrelazó su mano con la de él y allí se quedaron juntos y cayados. En silencio y en la oscuridad. Emma notaba la respiración apagada de Borja en su cabeza, su cuerpo estaba frío a pesar de que varias prendas de ropa, incluido el nórdico, los separaban. No se imaginaba cómo sería esa sensación estando sin ella.
Estuvieron allí tendidos un buen rato.
-Emma-No hubo respuesta, Emma se había dormido.
“Será mejor que me vaya” Le dio un beso en la sien y se levantó despacio de la cama. Salió por la puerta de la habitación dejándola arrimada. Cuando iba a bajar las escaleras, unas voces captaron su atención, la llave en la cerradura de la puerta principal sonó.
“Mierda. Ya están en casa. Pues no me da tiempo a bajar para salir por la de atrás” La puerta trasera daba a un pequeño jardín en el que había una terraza con parrilla y una mesa equipada. Él sabía perfectamente que la casa tendría ese jardín, pues en esa zona casi todas las casas eran adosadas e iguales aunque cambiase el color.
Borja se dio la vuelta y entró de nuevo en el cuarto de Emma.
-Ei ¿qué pasa?...Ni que vieras un coco. ¿Ya te vas?-Se frotó los ojos.
-Por supuesto. Emma están tus padres abajo.
-¿Qué?
-Sabes que me puedo meter en un buen lío ¿no?-Ella hizo una mueca y se tiró de la cama.
-Vale e…puedes salir por mi ventana y…
-¿Qué? Estás loca. Hay mucha altura-La interrumpió.
-Bobadas-Se asomó-Bueno…algo sí. Vale, haber…
-¡Emma!-La madre la llamaba-Ya estamos en casa.
-Mierda, echa el pestillo-Él hizo caso. Emma tenía la costumbre de dormir con la puerta y el pestillo cerrado, así que no habría sospechas-Vale hay una especie de espaldera justo aquí-Señaló debajo de la ventana-Así que no te será muy difícil bajar. ¡Venga! ¿a qué esperas?
-Vale, vale. Vamos a apartar la mesita y todas esas cosas.-Lo retiraron todo sin hacer ruido. Sacó una pierna primero y se cogió al marco de la ventana, después la otra. Cuando ya estaba bajando, volvió a subir-Emma.
-¡¡Qué!!-Él le puso la cara en señal de que quería un beso. Ella puso los ojos en blanco y riéndose se lo dio.
-Buenas noches-Dijo Borja en susurros.
-Buenas noches-Le dedicó una gran sonrisa.
Borja descendió. Por la puerta de la terraza ya no salía la luz procedente del interior por lo que el peligro, por así llamarlo, ya había pasado. Borja caminó hacia el muro de piedra que separaba la parcela de la familia Philips de la otra. Se subió al muro después de varios intentos, era alto. Desde allí le tiró un último beso con una gran sonrisa en su morena cara. Se bajó al otro lado y empezó a saltar despidiéndose con la mano.
Emma se empezó a reír en bajo ”Anda tonto, lárgate ya” Meneó la cabeza y se volvió para colocar la mesita y el resto de cosas que acababan de mover. Se metió en la cama. Ya iba siendo hora de dormir.

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