jueves, 2 de junio de 2011

Trece

Llegaron al hospital. Pronto separaron a Rubén de Emma, metiéndolo por otra puerta.
-Rubén, Rubén, eh, a dónde lo llevan, déjenme estar con él…
-Tranquila señorita, por favor, se lo llevan los enfermeros e inmediatamente le limpiarán la herida y lo tendrán que operar,el intestino ha sido tocado.
-De acuerdo.
-Disculpe, ¿no hay ningún adulto con usted?
-No, en este momento no…
-¡Emma, o dios Emma!¿Qué ha pasado? Y Rubén…¿dónde está?
-Mamá, mamá, o mamá…-la debilidad pudo con ella, su madre se tiró rápidamente a cogerla, Emma seguía llorando. Por la puerta entraron Alicia y Oscar.
Los cuatro estuvieron un gran rato hablando sobre lo sucedido. El médico salió y Alicia se adelantó para hablar con él. Rubén acababa de entrar a quirófano y la operación sería de larga duración.
-Emma, cielo, será mejor que vayas a descansar a tu casa con tu madre. Esto te ha afectado, no te preocupes, te llamaré en cuanto sepamos algo de él.
Emma se sorbió la nariz antes de hablar.
-No, no, no…yo quiero estar aquí.
-Emma, hija, entiéndelo, Rubén no se enterará de que estás aquí-Su madre le alzó la cabeza para mirarla a los ojos-¿que te parece si vamos a casa, nos aseamos, comemos algo y volvemos?
Asintió de mala gana.
***
Ya en casa Emma se dispuso a subir las escaleras. Su padre y su hermano empezaron a hacer preguntas.
Emma subió más rápido aun haciendo caso omiso a las personas que tenía a su espalda. Fue directa a su habitación, tras de ella cerró la puerta y echó el pestillo, no quería que nadie la molestara. Se deslizó contra la puerta hasta quedarse allí sentada en el suelo, encogida lo más que pudo contra sus piernas, se cogió la cabeza y empezó a llorar como nunca antes había hecho. No se lo podía creer…había sido sin querer pero…Fuera como fuese, ahora él estaba en quirófano y ella en su casa.
Estaba muy cansada, no quería comer nada, se metió en su cama con la esperanza de que después de una o dos horas su madre subiera a despertarla y volver al hospital.
Cuando se despertó por su cuenta ya era de noche. Miró el reloj que descansaba en su mesita. Marcaba las diez y veinte. Salió velozmente de su cama dispuesta a volver al hospital, pero al llegar a la cocina su madre se interpuso en el camino.
-¿A donde crees que vas jovencita? ¿cómo te encuentras?
-Bien, vamos al hospital ¡¡YA!!
-No Emma. Ahora no. Alicia ha llamado, no quiero preocuparte pero la cosa ha empeorado, la operación ha sido difícil al parecer-Las piernas de Emma empezaron a temblar, su madre la acompañó al sofá-Verás, cielo, algo se le ha infectado, duró más de lo que pensaban, está débil y la fiebre le aumenta y disminuye constantemente.
-Mamá…-Comenzó a llorar de nuevo en silencio, grandes lágrimas bañaban su rostro, ahora pálido de nuevo.

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